Por: Andres Urrego – Cofundador de ecomunidad

Desde la revolución industrial las sociedades humanas comenzaron un desarrollo tecnológico sin precedentes que ha llevado a aumentar la calidad y esperanza de vida de millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, estos avances han tenido un alto costo para el medio ambiente, y no han logrado reducir las desigualdades sociales en muchos lugares.

Usamos la tecnología porque nos proporciona comodidad, bienestar y muchos otros beneficios que antes eran impensables; la sociedad de hoy depende casi enteramente de la tecnología, pero no son muchas las personas conscientes de los efectos adversos que pueden haber detrás de su uso y producción.

Somos una sociedad tecnológica y la aparición de nuevos y mejores desarrollos e innovaciones en diferentes ámbitos es irreversible, con las consecuencias tanto positivas como negativas que puedan generar. La comunidad internacional se ha dado cuenta en las últimas décadas que el costo de estos avances puede ser demasiado alto y debe ser compensado o mitigado de alguna manera. Es aquí donde surge el concepto de sostenibilidad, que se entiende como el modelo de desarrollo que satisface las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.

En este contexto el mundo se ha puesto unas metas globales para el año 2030, conocidas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que buscan asegurar la prosperidad y el bienestar social de las personas mientras al mismo tiempo se restaura y protegen los ecosistemas que han sido afectados por el actual modelo de desarrollo.

¿Cómo puede la humanidad alcanzar estos objetivos para el año 2030? Sin duda no hay una única manera, pero ¿podría la tecnología ayudar a en este proceso que ella misma a ayudado a ocasionar? ¡Claro que sí! Cada vez son más las empresas y los proyectos tecnológicos que buscan ayudar a la conservación y recuperación del medio ambiente y que también buscan tener un impacto social más allá de lo meramente económico. Se ven esfuerzos en la generación de energías limpias, como la energía solar y eólica, tecnologías para el reciclaje y aprovechamiento de diversos tipos de residuos, sistemas de prevención y monitoreo de desastres naturales y un sinnúmero de iniciativas tecnológicas que buscan aportar en la mejora de situaciones ambientales y sociales tanto a nivel local como global. Visibilizar y apoyar estas ideas y proyectos es fundamental si se quiere alcanzar las metas trazadas para 2030.

Aunque el concepto de la sostenibilidad no es conocido por muchas personas, es evidente que a diferencia de hace algunas décadas, hoy en día la mayoría son conscientes que se debe hacer algo para preservar y recuperar el medio ambiente y que el modelo económico actual ha generado muchas desigualdades sociales, y una de las cosas que podemos hacer como ciudadanos es exigir que se de apoyo a este tipo de iniciativas por parte de los gobiernos y de las empresas privadas, también ayudando a difundirlas y colaborando con la necesaria sensibilización a otras personas, aprovechando las nuevas tecnologías de información.

La tecnología y la innovación pueden ser los motores para alcanzar la sostenibilidad, si las sabemos utilizar para lograr ese necesario equilibrio entre el desarrollo económico, el bienestar social y el urgente cuidado y restauración del medio ambiente que se ha visto afectado por el modelo de desarrollo y que está poniendo en riesgo nuestro futuro como civilización.