Errar para crear
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“El éxito es el resultado de ir de fracaso en fracaso,
sin perder el entusiasmo”
– Sir Winston Churchill
Vendieron la idea de que la perfección es el camino. Que en esta vida está mal equivocarse. Este pensamiento está tan interiorizado, que el temor al fracaso congela, y no permite el riesgo cuando se presentan miles de posibilidades de intentar algo nuevo.
Es necesario equivocarse para poder levantarse nuevo, caer y recaer, que es lo mismo que construir para destruir y así poder reinventarse cuantas veces sea necesario, hasta entender que no existe la perfección. Ver entonces que la imperfección es una forma de libertad. Si eres zapatero no tienes por qué ser el mejor zapatero, pero tal vez sí el más feliz.
En la ciencia se aprende y se inventan mundos gracias a la prueba y el error. La ciencia moderna no sería lo que es hoy sin los “errores” de científicos como Fleming, que, al olvidar un experimento durante todo un fin de semana, descubrió la penicilina, un error gracias al cual hoy tenemos los antibióticos, o a Röntgen, el cual en un descuido puso su mano frente a uno de sus tubos de rayos catódicos y entonces descubrió los rayos X. Algunos errores en la ciencia son tan importantes que tienen hasta un nombre diferente “las serendipias”.
Estos son solo dos ejemplos clásicos de cientos de descubrimientos que nacieron de la imperfección. Nos equivocamos y creamos a partir de allí, y eso es parte de la magia de la ciencia, y de la vida misma. Depende de cada uno aprender a ver ese tesoro escondido, aprender a ver que no se equivoca, sino que se descubre una nueva manera de no hacer las cosas.
Sí, dijeron que hay que ser perfecto, y se dice, sin creerlo realmente, que errar es humano… Bueno, yo creo que errar es mucho más que eso… ¡equivocarnos es algo casi divino! Nuestra capacidad de errar es la que nos acerca a los dioses. Sin equivocación no hay evolución, no hay cambio, no hay vida. Si el ADN no se hubiera “equivocado” seriamos todavía bacterias.
Los errores en la ciencia y en el día a día son entonces como piedras en una bolsa que se agita. La fuerza del choque de los cantos y los filos de los guijarros, es la que va puliendo estas piedras comunes, para obtener gemas brillantes, lisas, luminosas.
Claro, no se trata de fallar ciegamente, tercamente; también hay que aprender de los errores, y no solo de los propios sino de todo lo que nos rodea, de la historia o de nuestros colegas; más de la historia. Para no dejar de crear, para no estancarse, hay que aprender y mejorar, y no parar de buscar la perfección imperfecta en todo lo que hacemos. Los errores nos permiten no solo ser aprendices sino también ser maestros de los que vienen detrás.
Entonces, equivócate con orgullo. Muestra tus errores como cicatrices en campos de batalla, así, cuando logres alcanzar el éxito, sobre la base de tu felicidad, podrán decir de tí: se equivocó sin vergüenza y construyó un mundo nuevo.
Elisa Chaparro
Lider del Escenario Living Better
PhD en Biotecnología, Presidente y Co-fundadora de ScienteLab.
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